No tenes otra fe que la piel, ni mas ley que la ley del deseo



Y no parar de viajar del invierno al verano, de Madrid a New York, del abrazo al olvido, dejarte entre tinieblas escuchando un ruido de tacones lejanos. Encontrar la salida de este gris laberinto, sin pasión ni pecado, ni locura ni incesto, tener en cada puerto un amante distinto no gritar ¡que he echo yo, para merecer esto! Yo quiero ser una chica Almodovar que a su chico le suplique ¡Atame! no dar el alma sino a quien me la roba, desayunar en Tiffany´s con él.

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